miércoles, 17 de junio de 2015


CUENTO DE GARBANCITO

Sé que hay otras versiones, pero voy a contar aquí la que me contaban cuando chica:

Érase una vez un niño muy pequeño, muy pequeño, tanto que la gente podía pisarlo  porque apenas se veía. Para evitarlo su mamá le dijo que mientras  caminara por la calle  y,   para evitar que lo pisaran, cantara una y otra vez lo siguiente:

Tachín, tachín, tachán
a Garbancito no lo piséis.
Tachín, tachín, tachán
mucho cuidado con lo que hacéis.

El niño así lo hacía y la gente, al oírlo cantar, decía:

-¡Cuidado, cuidado, no vayamos a pisar a Garbancito!.

Su padre trabajaba en el campo y un día tuvo que llevarle la comida.Su madre, le recordó que no se olvidara de cantar, siempre que hubiera gente alrededor.

El niño, cogió la comida y fue en busca de su padre, mientras cantaba una y otra vez:

Tachín, tachín, tachán
a Garbancito no lo piséis.
Tachín, tachín, tachán
mucho cuidado con lo que hacéis.

A la mitad del camino, se puso a llover mucho  y,como no había donde guarecerse, miró a su alrededor y vio que había coles sembradas y se metió debajo de una de ellas a esperar que escampara.

De pronto, apareció un buey con hambre y, al ver las coles tan apetitosas, se puso a comer y se tragó de un bocado la col donde estaba Garbancito.Al principio, el niño no sabía qué pasaba, porque estaba todo tan oscuro que pensó que, de pronto, se había hecho de noche, pero poco a poco se fue dando cuenta de que estaba camino de la barriga del buey.

Como no llegaba con la comida, su padre empezó a preocuparse y su madre, al ver que no volvía también.Así que fue al campo a buscarlo.Cuando llegó donde estaba el padre, se dieron cuenta de que algo había pasado y, ellos y todos los trabajadores del campo, se pusieron a buscarlo.

-¡Garbancito, dónde estás!, gritaban, una vez y otra vez.Buscaron y buscaron y se hizo de noche.

Cuando Garbancito pudo oírlos, les gritaba:

-¡Estoy aquí, en la barriga del buey donde no nieva, ni llueve!,pero nadie lo oía.Hasta que una de las veces, sus padres estaban tan cerca del buey que pudieron oírlo.Entonces, ataron al buey y le dieron mucho de comer y esperaron a que  echara una cagada, a ver si así salía Garbancito.Primero, el buey, se tiró un pequeño pedete, luego uno tan grande como un trueno y  por fin hizo una enorme caca y así pudo salir Garbancito.Como había un río cerca, sus padres lo lavaron muy bien, soltaron al buey que con la emoción se les había olvidado que estaba el pobre atado y todos volvieron a casa felices y contentos.


miércoles, 3 de junio de 2015


PIMPOLLO DE CANELA (nana)

Pimpollo de canela,
lirio en capullo,
duérmete, mi niño. mientras te arrullo.

Ea, nanita, nana,
nanita, ea,
mi niño tiene sueño,
bendito sea.