A ATAJAR LA CALLE
Si la calle donde jugábamos no era muy ancha,podíamos ocuparla de acera a acera.El juego consistía en cogernos de la mano, mientras cantábamos la canción, y avanzar con paso rápido.A veces, extendíamos nuestros brazos para así poder abarcar más espacio.Al llegar al antepenúltimo y penúltimo verso, hacíamos lo que dicen y al final nos poníamos de pie de un salto, a la vez que decíamos el último.La canción dice así:
A atajar la calle,
que no pase nadie,
"na" más que mi abuela
vendiendo ciruelas.
Maravilla, maravilla,
que se hinque de rodillas,
que le de un besito al suelo.
¡Ay, que me muero!