NARANJAS CHINAS

Es una canción para saltar a la comba.Al final de cada verso de la primera estrofa, se subía la cuerda y el niño que saltaba en ese momento, se tenía que agachar.En la segunda estrofa solo se saltaba, pero el ritmo que se le daba a la cuerda era más rápido:

Naranjas chinas,
limones agrios,
la papelilla
del  boticario.

Pom, pom.
-¿Quién es?.
-El cartero.
-¿Hay carta?.
-Hasta luego.

LA RASPA

Formábamos dos filas, una frente a la otra, y mientras uno de nosotros se paseaba, con las manos en la cintura, de un extremo a otro de las dos hileras, el resto, al ritmo de palmas, cantaba la siguiente canción. Al llegar a la segunda estrofa, el niño que estaba en medio, elegía a uno de nosotros y ambos, enlazaban sus brazos a la altura del codo.Con la persona elegida, entre las dos filas, empezábamos de nuevo la canción:

LA RASPA LA INVENTÓ
UN VIEJO CON UN CANDIL,
Y POR ESO LA BAILA
HASTA LA GUARDIA CIVIL.

DAME UN BRAZO PARA BAILAR,
DAME EL OTRO PARA PASAR.
SALTA Y BRINCA BIEN AL COMPÁS
QUE LA RASPA HAY QUE BAILAR.

A LA FLOR DEL ROMERO ( Carlos)

En la fiesta de La Candelaria, cuando ya se iban apagando las llamas de las candelas, los mozos y mozas, por pareja, hacían una fila y con sus brazos formaban un arco.Los dos últimos eran los primeros en pasar por debajo del arco hasta colocarse en primera posición, y así sucesivamente.A la vez que esto ocurría todos cantaban lo siguiente:

A la flor del romero,
romero verde.

Si el romero se seca
ya no florece.

Ya no florece,
ya ha florecío,
y la flor del romero
ya se ha perdío.

LA ESPADA DE MI CADETE

Formábamos dos líneas de niños, una enfrente de la otra,  y a la vez que cantábamos la canción, , tocábamos las palmas a su ritmo.Mientras, uno de nosotros, por turno, y con las manos en la cintura, se paseaba a lo largo de todo el espacio que había entre las dos líneas:

La espada de mi cadete
dicen que la tengo yo.

La tiene una hermana mía
clavada en el corazón.

La de los ojos azules,
azules como los míos,
que tiene una esperanza
y a Dios se la ha ofrecío( bis).

PAÑUELITO ROJO (A la rueda)


Uno de nosotros se ponía en el centro del corro con un pañuelo rojo, mientras los demás girábamos a su alrededor y cantábamos la siguiente canción.Al llegar a los últimos cinco versos, el niño del centro tenía que hacer con el pañuelo lo que se dice en cada uno de ellos.Siempre que jugáramos niños y niñas, el del centro, si era  era un niño, elegía a una niña y viceversa

Qué calle tan oscura,
qué oscuridad de calle.
Qué niña tan bonita,
no me la diera su madre.

Este pañuelito rojo
que del cielo ha caído:( lo levantaba en alto)

Así se lo pone el moro,(se lo reliaba sobre la cabeza)
así los bandoleros,( se lo ponía alrededor del cuello)
así los sevillanos. (se lo ponía sobre los hombros)

Ay, la niña que yo más quiero.(aquí se lo echaba al cuello a la elegida)

JUEGO (Carlos)

Al leerlo, me he acordado de ver a los niños jugar a esto.Como otros juegos, desde mi infancia no lo he vuelto a ver. Ahí va:

Hacen falta dos participantes que se ponen de espalda y se entrelazan los brazos y uno de ellos se agacha, mientras el otro sube las piernas y el que está doblado dice:
-¿Cuánto pesas? -Dos cerezas.

Se bajan las posiciones y se repite otra vez la postura y el que está doblado dice ahora:
-¿Cuánto vales? -Dos reales.