El juego consistía en dar una palmada con nuestra mano derecha a la mano de la persona tenía la suya sobre nuestra izquierda, mientras se decía la siguiente retahila:
-Ahí va el conejo de la suerte,
haciendo reverencia,
con su cara de inocencia.
Tú besarás al niño o a la niña
que te guste más.
La condición del juego era que si le tocaba a un niño, tenía que besar a una niña y si le tocaba a una niña, el beso tenía que dárselo a un niño.Lo que no tengo muy claro es si el juego lo reanudaba el que daba el beso o el que lo recibía.
Recuerdo que con aquel juego, a más de uno se nos ponía la cara "colorá", y por supuesto, los besos eran apenas un roce rápido en la mejilla, al menos por parte de las niñas.
a mi también se me ponía la cara colorá en aquella edad del pavo y jugando al conejo de la suerte.
ResponderEliminarMaribelFC