Una forma de jugar era la de poner dos niños las manos como las de la foto para que otro se sentara encima, se agarrara a nuestros cuellos y llevarlo de un sitio a otro.A veces, hacíamos carreras, para ver quien llegaba antes, otras, la usábamos para montar a quien estuviera cansado.
Se solía acompañar, aunque no siempre, con la siguiente retahila o canción:
"El sillón de la reina, que nunca se peina;
un día se peinó, y el sillón se rompió".
Al decir "se rompió", soltábamos las manos, cayéndose el niño, si no iba bien agarrado a nuestro cuello.Había más de una caída, pues también, de forma involuntaria, se soltaban nuestras manos porque sudaran, por cansancio, etc.
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